El alma tiene que ser sujeta al espiritu renovado
en Cristo.
«Bendice, alma mía
a Jehová, y bendiga todo mi ser su Santo Nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y
no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus
iniquidades, el que sana todas tus dolencias».Salmos 103.1 3
Existen dos clases de vida según la biblia, la vida del
espíritu y la vida del alma. El espíritu fue renovado, ahora tenemos que
renovar el alma. En nuestra alma está: la Voluntad, la Mente y las Emociones.
Digo, pues: Andad
en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne. Gálatas 5.16
Voluntad.
Es el área de la persona que nos da la capacidad de
decidir. El
ser salvo o condenado no depende de Dios,sino de la persona porque es un acto
de voluntad propia recibir a Cristo o rechazarlo.La voluntad del hombre se
divide en: decisión,intención, propósito, elección y deseo.
«En cuanto a la
pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a
los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestios del
nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad».
Efesios 4.22-24
Hay cosas que tenemos que dejar de hacer, y es una
decisión que tenemos que tomar. Cuando entendemos que nuestra voluntad tiene que
someterse en obediencia a Dios, entonces empieza la renovación de nuestra alma,
lo que en las Escrituras se llama conversión.
Por la palabra recibimos la revelación de la voluntad de
Dios, entendemos que no tenemos que odiar sino amar a nuestro prójimo, y por
nuestra propia voluntad decidimos dejar de odiar y amamos a nuestro prójimo,
con la ayuda del Espíritu Santo.
Por este motivo tenemos que renunciar a nuestra
propia voluntad y someternos a la voluntad de Dios. Para poder vivir una vida
plena en el.
“Porque
no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio.” 2ª Timoteo 1.7
Dominio propio por el Espíritu de Dios para someter
nuestra voluntad humana a la voluntad de Dios. Para vivir en el Espíritu
nuestra alma con su voluntad , deseos y emociones tiene que estar dominada por
el espíritu renacido en Cristo.
“Meditemos en las cosas que tenemos que cambiar, a que
tenemos que renunciar o que debemos dejar de hacer, cosas que ya sabemos por la
palabra que a Dios no le agradan.”