jueves, 12 de mayo de 2016

Las cicatrices del corazón

En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados. 1 Juan 4:10 NTV

Me contaron una historia acerca de un pueblo cuyos habitantes tenían la particularidad, de ser capaces de ver el estado del corazón de las personas. Un día, un joven de dicho pueblo, se situó en la plaza central y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él ninguna herida ni rasguños. Todos coincidieron que era el corazón más hermoso que hubieran visto. Al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar.
De pronto un anciano se acercó y le dijo: - Perdona mi atrevimiento, pero por qué dices eso, si tu corazón no es tan hermoso como el mío, o el de tantas otras personas?
Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón del anciano y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por otros que no encajaban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares a su alrededor. Es más, habían huecos donde faltaban trozos profundos.
La mirada de la gente se sobrecogió, ¿cómo puede él decir que su corazón es más hermoso?, se decían unos a otros.
El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado, se echó a reír. Debes estar bromeando, dijo. Compara tu corazón con el mío. El mío es perfecto. En cambio el tuyo está lleno de heridas y cicatrices.
Es cierto, dijo el anciano, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido. Hubo oportunidades en las cuales, entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio, por eso tengo los huecos.
Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día, tal vez, regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón. ¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?
El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.
El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.
Con esta reflexión llego personalmente a la conclusión de que el corazón de Dios posiblemente se parezca al de éste anciano, porque Él no escatimó ni a su propio Hijo para que fuéramos salvos, desde el principio de la creación hasta este día su amor ha permanecido fiel, no hicimos nada para merecerlo y tampoco podemos hacer nada para que nos ame más o menos, su amor se mantiene incondicional en todo momento, aún cuando lo rechazamos, lo cuestionamos y pecamos.
Este día decidamos empezar una nueva etapa en nuestras vidas, donde sea el amor, lo que nos mueva a realizar cada una de nuestras actividades, pero por sobre todo, a ser agradecidos con Dios por su infinito amor y agradarlo en todo momento y lugar.

Tres cosas durarán para siempre: la fe, la esperanza y el amor; y la mayor de las tres es el amor. 1 Corintios 13:13 NTV
Brisna Bustamante S.

viernes, 15 de abril de 2016

Tome aliento tu corazón

Aliéntese tu Corazón
Como seres humanos somos buenos cuando se trata de hacer, de buscar soluciones y resolver. Nos enseñaron que nuestro futuro está en nuestras manos y que lo que ocurra con este dependerá simple y llanamente de lo mucho o poco que trabajemos por las metas y sueños propuestos. Sin embargo, no parecemos estar igual de preparados para cuando las cosas, a pesar de nuestro esfuerzo no salen bien, cuando las circunstancias se salen de nuestras manos y no importa lo duro que luchemos, sencillamente no podemos alcanzar aquellas cosas con las que soñamos o mejor esas promesas que Dios nos regaló en su palabra. Es allí entonces cuando el Salmo 27:14 nos da una idea de cómo manejar estas situaciones.
Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová. Salmo 27:14
En esta ecuación parece que el orden de los factores es definitivamente importante. Primero debemos aguardar a Jehová, es decir buscar su voluntad, pedir su guía y esperar a que nuestro Padre Celestial; conocedor de todas las cosas, no solo de tus capacidades sino de tu pasado y futuro; te muestre los planes que tiene para tu vida, así que antes de gastar cantidad de energía en cosas que no darán resultado, busca la asesoría y dirección de tu creador. Luego viene la parte en la que somos expertos, una vez conoces los planes de Dios para tu vida, entonces esfuérzate, se valiente, no te canses, no te rindas, trabaja, y cuando llegue ese momento en que no ves los resultados que esperabas, cuando las cosas no salen como tu deseabas y parece que Dios se equivocó en lo que te dijo, no le permitas al desanimo llegar a tu vida, antes dice el salmo que te alientes, que no desmayes, que no desfallezcas, recuerda que con Dios no vivimos por lo que vemos, sino por lo que sabemos y tu certeza debe ser que Dios va delante de ti, que Él es quien abre o cierra puertas y que los resultados dependerán siempre de la soberanía de Dios. Debemos aprender a hacer nuestra parte y confiar en que Dios hará la suya, como lo hizo Abraham quien vivió esperando esa promesa de que sería padre y confió aunque su cuerpo estaba casi muerto y su esposa era estéril. Rom 4:20 “Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido.” (NVI). Por lo tanto el último punto es descansar, confiar y esperar, este es el mejor momento para Dios mostrarte que es soberano, y poderoso para responder a tu esfuerzo y oraciones y a la vez es tu mayor oportunidad para demostrarle a Dios que no confías en tus fuerzas ni en tus capacidades sino en su señorío, promesas y amor hacia a ti.
Por lo tanto consérvate fiel a tus tareas y a Dios, espera en el Señor con Fe, oración y humilde sujeción a su voluntad. Llénate de valor y coraje. Confía en Dios, conserva tu ánimo aun en medio de dificultades y peligros, permítele a tu corazón reposar en Dios, y no dejes que nada te mueva. Aquellos que esperan en Dios tienen motivos para estar confiados a pesar de las circunstancias.
Isaías 26:3, “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”.

Fuente you versión.

lunes, 11 de abril de 2016

Detrás de la tormenta

Romanos 8:18

Todos los días, cuando me dirijo a mi trabajo, puedo apreciar cuando el sol se pone. Es un paisaje maravilloso y se ha convertido en un recordatorio de las misericordias de Dios. Siento que El está ahí cuidándome y que ha preparado un nuevo día pensando en mí. Cuando miro el sol puedo estar tranquila porque sé que Dios estará conmigo todo el tiempo.
Pero hoy al llegar a la carretera pude apreciar que todo estaba muy nublado. Aunque tenía la expectativa de ver el sol como siempre, recordé que una tormenta se aproximaba a nuestra ciudad, por lo tanto lluvias, fuertes vientos y el cielo nublado es el pronóstico para la semana. Pensé entonces que no iba a ser imposible ver el sol, en medio de tantas nubes y una tempestad. Efectivamente fue así, debido al clima mi visibilidad se nubló, los nubarrones cubrían completamente el lugar donde antes solía divisar mi regalo, sin embargo; seguí mirando con más detenimiento y pude apreciar que aún en medio de las espesas nubes, los rallos del sol se abrían espacio para llegar hasta mi.
Esto me recordó aquellos momentos en mi vida donde parece que no puedo ver a Dios. La tormenta es tan fuerte que Dios no es tan visible como en situaciones más alegres y menos turbulentas. Sin embargo, aquellos rayos de luz me permitieron entender que inclusive en aquellos momentos de dificultad y problemas, situaciones en las que sencillamente no estoy esperando ver a Dios, porque todo parece en contra y las circunstancias parecen callarlo u opacarlo; aún puedo ver que El sigue obrando – detrás de las nubes- pero sigue obrando.
Entendí que la tormenta no removió el sol, simplemente lo ocultó de mi vista. Igual ocurre con los problemas, ellos no pueden destronar a Dios, El continua en su lugar, la tormenta solo me impide verlo. En ese momento no puedes girar y creer que Dios no existe o que dejó de cuidarte, de ninguna manera, lo que necesitas es mirar con más detenimiento, te va a costar un poco, pero si lo haces vas a poder ver aquellos rayos aún en medio de la tormenta recordándote que Dios no se ha ido y que hará todo lo posible para atravesar aquella tormenta y llegar hasta ti.
Durante todo el camino no pude ver el sol en su esplendor, y sé que la tormenta durará un par de días más, pero una vez pase, podré mirar de nuevo al cielo y lo veré allí. Pero mientras tengo este cielo gris, nubes, preguntas, temor e incertidumbre, voy a confiar que en poco volveré a disfrutar de un sol radiante.
¿Puedes confiar tú también que esos tiempos de dolor, tristeza y preocupación van a pasar? ¿Te atreves a creer que en un tiempo esta situación será tan solo un recuerdo más? Claro que puedes hacerlo y con certeza, porque Dios así lo prometió en su palabra. Toma un tiempo para mirar con detenimiento y observar los rayos de Dios alcanzándote aún en medio de la tormenta.


Dilean Cañas

domingo, 13 de marzo de 2016

El regalo del perdón

Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Mateo 5:44

Cuenta una historia, que dos amigos iban caminando por el desierto. En algún punto del viaje comenzaron a discutir, uno de ellos le dio una bofetada al otro. Lastimado, pero sin decir nada, escribió en la arena: “Mi mejor amigo me dio hoy una bofetada”.
Siguieron caminando hasta que encontraron un oasis, donde decidieron bañarse. El amigo que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, pero su amigo lo salvó. Después de recuperarse, escribió en una piedra: “Mi mejor amigo hoy salvó mi vida”.
El amigo que había abofeteado y salvado a su mejor amigo preguntó: Cuando te lastimé escribiste en la arena y ahora lo haces en una piedra. ¿Por qué? El otro amigo le respondió: Cuando alguien nos lastima debemos escribirlo en la arena donde los vientos del perdón puedan borrarlo. Pero cuando alguien hace algo bueno por nosotros, debemos grabarlo en una piedra, donde ningún viento pueda borrarlo.
Todos estamos conscientes que perdonar no es una tarea sencilla, pero si Dios cada día perdona nuestros pecados y faltas ¿Por qué nosotros no seguimos su ejemplo? ¿Por qué nos cuesta tanto perdonar de corazón a los que nos ofenden? Es momento de dejar a un lado el resentimiento, la amargura y todos aquellos sentimientos que nos impiden ser felices y permitir que Dios obre en nuestras vidas con completa libertad, sin que exista nada que interfiera con el propósito que Él tiene con nuestras vidas, de modo que cuando tengamos que perdonar, Dios también nos de la capacidad de olvidar. Una prueba clara de ello será, que cuando recordemos ese incidente, ya no nos causará dolor ni tampoco sentiremos rencor por la persona que lo cometió, pero eso no lo lograremos en nuestras propias fuerzas sino con el poder de su Espíritu Santo.
El perdón no es algo que se “entrega” a los demás, sino un regalo vital para nosotros mismos.
Aprende a escribir tus tristezas en la arena y a grabar en piedra tus alegrías!!


Brisna Bustamante S.

lunes, 22 de febrero de 2016

El rey justo


En un reino pequeño, el Rey era reconocido por ser un hombre justo y compasivo; en aquellos tiempos se había establecido una ley muy especial, y el castigo por violar esta ley era recibir 40 azotes. El reo que tenía que ser azotado era atado a una columna donde se le descubría toda la espalda y el ejecutor desde una distancia segura lo azotaba con un azote de cuero que tenían en las puntas unas pequeñas bolitas de metal recubiertas con púas y al tirar el azote las bolitas se incrustaban arrancando la carne.
Por lo general, una persona con un estado corporal débil moría antes de que finalice el castigo. Mientras que las personas con estado corporal fuerte sobrevivían pero terminaban con toda la espalda desgarrada, hasta el punto de verse los huesos.
Un día la madre del Rey fue quien cometió ese delito, fue juzgada y sentenciada. Por este hecho surgieron dos tipos de opiniones entre el pueblo. Unos decían: “El Rey es justo, va a dejar que su madre reciba el castigo por el delito”, otros decían: “Como el Rey ama a su madre y la va a perdonar”.
Llegó el esperado día del juicio en donde todos los ciudadanos se juntaron en la entrada del palacio para ver cuál iba a ser la decisión del Rey. El Rey estaba presidiendo el juicio y cuando presentaron las pruebas en contra de su madre, tuvo que dar la sentencia: “Aten a esta pecadora en la columna”, dijo.
Por un lado los ciudadanos decían: “el Rey, si es justo”, y por otro lado hablaban mal acerca del rey: “¿Cómo es posible que vaya matar a su propia madre?”
Mientras los soldados llevaban a la madre hacia la columna, el Rey se levantó en silencio, se sacó su corona y empezó a desvestirse, bajó y caminó hacia donde estaba su madre quien temblaba de miedo. La abrazó por su espalda quedándose con ella y dijo: “¡Azoten a esta pecadora!”
El verdugo al ejecutar la orden, ¿A quién creen que golpeo? Fue el Rey quien recibió el castigo, porque a pesar del delito cometido no podía dejar que ella recibiera el castigo. El Rey amaba de gran manera a su madre, pero también debía ser justo al mismo tiempo. Lo único que Él podía hacer era recibir el castigo en lugar de ella.
Esta historia se asemeja al gran amor y la justicia de Dios, al estar sentenciados a un castigo eterno, El bajó de su trono en forma de hombre para ponerse en nuestro lugar como lo dice: Isaías 53:5 “Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz, fue azotado para que pudiéramos ser sanados.” Merecíamos la muerte por nuestros pecados pero a cambio Cristo pagó el precio y con ello nos da paso a tener una relación intima con Dios, y de disfrutar las bendiciones que él ofrece.
¡Tenemos un valor incalculable, porque valemos la sangre de un Rey!
Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Soraida Fuentes

martes, 16 de febrero de 2016

El Codice de Alepo declarado tesoro de la humanidad

La biblia hebrea más antigua del mundo fue declarada tesoro de la humanidad, tiene una antiguedad que se remonta al 930 AC, y se cree que las copias de los Antiguos Testamentos actuales provienen de ella.


Christian Post informa que el manuscrito, llamado el Códice de Alepo, se ha añadido a El Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO, una lista de los descubrimientos más importantes en la historia humana.

Se informó que hay 190 páginas que faltan y se cree están pérdidas.
En la década de 1960 la comunidad judía de Alepo, demandó a la gente que trajo el Códice a Israel. … Las autoridades israelíes decidieron confiscar este artículo y, a continuación, desde una posición de fuerza, la fuerza de la comunidad llegó a un acuerdo”, ha dicho Dabach.

El manuscrito fue sacado clandestinamente de Siria y llevado en Israel en 1958. Se ha alojado en el Museo de Israel desde mediados de la década de 1980.

lunes, 15 de febrero de 2016

Jesús en el corazón de un niño

“Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.”Lucas 15:24

Mañana en la mañana abriré tu corazón le explicaba el cirujano a un niño. Y el niño interrumpió: -¿Usted encontrará a Jesús allí?
El cirujano se quedó mirándole, y continuó: -Cortaré una pared de tu corazón para ver el daño completo.
Pero cuando abra mi corazón, ¿encontrará a Jesús ahí?, volvió a interrumpir el niño.
La Biblia bien claro dice que Él vive allí. Las alabanzas todas dicen que Él vive allí....
¡Entonces usted lo encontrará en mi corazón!

El cirujano pensó que era suficiente y le explicó:
Te diré que encontraré en tu corazón: Encontraré músculo dañado, baja respuesta de glóbulos rojos, y debilidad en las paredes y vasos. Y aparte me daré cuenta si te podemos ayudar o no.
-¿Pero encontrará a Jesús allí también? Es su hogar, Él vive allí, siempre está conmigo.
El cirujano no toleró más y se fue. Se sentó en su oficina y procedió a revisar los estudios del niño y pudo ver: aorta dañada, vena pulmonar deteriorada, degeneración muscular cardiaca masiva. Sin posibilidades de trasplante, difícilmente curable.
Pronóstico: tomó una pausa y en tono triste dijo: muerte dentro del primer año. Y - ¿Por qué? Pregunto en voz alta ¿Por qué hiciste esto a él? Tú lo pusiste aquí, tú lo pusiste en este dolor y lo has sentenciado a una muerte temprana. ¿Por qué?
Dios le respondió: El niño, mi oveja, ya no pertenecerá a tu rebaño porque él es parte del mío y conmigo estará toda la eternidad.
El cirujano empezó a llorar terriblemente, pero sintió aun más rencor, no entendía las razones. Y replicó:
Tú creaste a este muchacho, y también su corazón ¿Para qué? ¿Para que muera dentro de unos meses?
El Señor le respondió: Porque es tiempo de que regrese a su rebaño, su tarea en la tierra ya la cumplió.
Hace unos años envié un hombre con dones de doctor para que ayudara a sus hermanos, pero con tanta ciencia se olvidó de su Creador.
Así que envié a mi otra oveja, el niño enfermo, no para perderlo sino para que regresara a mí aquella oveja perdida hace tanto tiempo.
El cirujano lloró y lloró inconsolablemente. Días después, luego de la cirugía, el doctor se sentó a un lado de la cama del niño; él niño despertó y murmurando rápidamente preguntó:
-¿Abrió mi corazón? Si - dijo el cirujano-¿Qué encontró? preguntó el niño
Tenías razón, encontré allí a Jesús.
Dios tiene muchas maneras y formas diferentes para que tú regreses a su lado, usa personas, circunstancias, pruebas para hacerlo.
No te resistas, tal vez en estos momentos estás atravesando un desierto, es hora de que corras al encuentro de tu Padre.
Mira a tú alrededor y todo lo que está pasando, encontrarás a Jesús allí.
“Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.” Lucas 15:20


Telma Céspedes

jueves, 11 de febrero de 2016

El mensaje


Cuentan que hace muchos años hubo un rey que dijo a los sabios de la corte: “Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes y quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos y a los herederos de mis herederos. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo”.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos que podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total era otra cosa y por más que pensaron y buscaron no pudieron encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había servido a su padre. Cuando la madre del rey murió este sirviente cuidó de él y por lo tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también le consultó. Y éste le dijo: “No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente. Una Vez llegó un invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje - el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey -. Pero no lo leas - le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación”
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Cuando estaba solo, huyendo de sus numerosos enemigos, llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: en frente, había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y ni pensar en volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos acercándose cuando se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía "ESTO TAMBIEN PASARA".
Mientras lo leía sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido por aquellas palabras que habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes y un gran banquete. El rey se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: “Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje”.
-¿Qué quieres decir? - preguntó el rey -. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha - dijo el anciano - este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido y el rey pudo terminar de comprender el mensaje y entendió que nada es permanente.
Si estás pasando por momentos difíciles confía en Dios y en que Él tiene un plan para tu vida en este momento de dificultad. Él quiere enseñarte algo pero necesitas estar dispuesto a creer y a ver más allá de tus circunstancias actuales. Así que, aunque no entiendas lo que sucede, glorifica su nombre.
Si ahora estás en uno de los mejores momentos de tu vida, no olvides que Dios es el autor de las bendiciones que recibimos y que toda la gloria y la horna le corresponden a Él. No te olvides de Dios por estar en un momento de dicha.

“En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, Y para siempre alabaremos tu nombre”.
Salmo 44:8

Que todo lo que vivamos, por muy pasajero que sea, pueda dejar una enseñanza en nosotros e ir perfeccionándonos hasta que sea completada Su obra en nosotros.
Ana María Frege Issa

lunes, 8 de febrero de 2016

Pagar el precio


Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Génesis 22:1-3

Cuando leemos este pasaje, seguramente nos suena muy fuerte, como después de todo lo que esperó Abraham, Dios le pide su único hijo, el de la promesa y además teniendo en cuenta que Dios le había dicho que sería padre de multitudes. Pareciera no tener sentido, pero la fe de Abraham era tan grande, que creía que aún si sacrificaba a Isaac, Dios era poderoso para resucitarlo.
Dios tenía preparadas naciones para que salieran de la descendencia de Abraham, pero previamente hacía falta una prueba más, la de su fe, obediencia e integridad. ¿Sería capaz de entregar a su único hijo y ofrecerlo a Dios?
Muchas veces, estudiando la vida de determinadas personalidades, ya sean deportistas, o bien alguien dedicado al arte y que seguramente admiramos por su destreza, podemos ver cuántos precios han tenido que pagar, para alcanzar el lugar que hoy desempeñan. Conozco el caso de un futbolista, que tuvo varias lesiones de larga recuperación, una vez festejando un gol, se le cayó una pared encima por lo cual se fracturó su pierna, luego tuvo pérdidas de familiares muy queridos. Varias veces, el periodismo dio por terminada su carrera, pensando que la historia de su vida había concluido, pero siempre volvía a la actividad y seguía alcanzando logros cada vez mayores.. Cuantas veces habrá pensado en dejar todo, cuantos lo dieron por perdido, cuantos momentos de soledad y tristeza, sin embargo superar cada vez que superaba una dificultad, eso significaba alcanzar un nuevo nivel, agregar una meta cumplida a su historia.
En el ámbito espiritual, también vemos siervos con ministerios exitosos, pero cuando nos adentramos en las profundidades de su historia personal, vemos cuantos momentos difíciles, de crítica, incomprensión, frustración, seguramente pensando en su interior en dejar todo, sin embargo al poder pasar estos tiempos, pudieron alcanzar las promesas de Dios para su vida.
En el ámbito académico, vemos como algunos jóvenes, tienen que pasar "privaciones" en cuanto a salir o acostarse tarde, porque necesitan prepararse para sus exámenes. Luego se los puede ver ejerciendo su profesión y hasta alguien irreverentemente puede decir "que suerte que tiene" pero obviamente no es cuestión de suerte, sino de precios que estuvo dispuesto a pagar. Precios de constancia, privaciones, determinación para lograr su meta.
Si hay cosas que te cuestan, o estás a punto de bajar los brazos, o quizás hasta te comparas con otros que a tus ojos son mas exitosos que tú, recuerda que hay precios que pagar, al igual que Abraham, después de la prueba, viene un nuevo nivel de bendición que Dios te quiere dar. No temas en pagar el precio, porque grande es la recompensa.


Daniel Zangaro

jueves, 4 de febrero de 2016

Dios pago un gran precio por ti


Cuentan que un joven fue a buscar al viejo maestro del pueblo para pedirle un consejo.
-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y luego de una pequeña pausa el anciano prosiguió: -Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
-Encantado, Maestro- respondió el joven, un poco desconcertado por la respuesta y sintiendo que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.
-Bien- asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó: -Toma el caballo que esta allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un utensilio de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro, así podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Cuando llegó hasta el anciano le dijo: Maestro, lo siento, no se pudo conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Qué importante lo que dijiste, joven amigo- contestó sonriente el maestro- Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con el anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender YA no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡¡58 monedas!! Exclamó el joven.
- Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo -Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.
Muchas veces nosotros estamos buscando la aceptación de los hombres, buscamos que nos den el lugar que merecemos. En ocasiones hasta nosotros mismos desconocemos el valor que tenemos. Sin embargo, el Creador sabe de nuestro verdadero valor y el potencial que tenemos porque hechura suya somos.
No permitas que la opinión de nadie te lastime, desaliente o te aleje del verdadero propósito de tu vida, fuiste creado para grandes cosas que Dios preparó desde hace mucho tiempo atrás para ti.
Recuerda que sólo el experto sabe el verdadero valor de una joya valiosa y única; sólo Dios sabe tu verdadero valor.
“Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás“ Efesios 2:10 (NTV)

Ana María Frege Issa

miércoles, 3 de febrero de 2016

Fuego extraño


“Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado. Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los consumió, y murieron delante del SEÑOR! Levítico 10:1-2
Estos dos muchachos eran hijos del sacerdote Aarón. Dios les había dado una orden para presentarse delante de Dios, y también para presentar su ofrenda, ya que ellos no podían presentar cualquier cosa, pero no lo tomaron en enserio, y entregaron “Fuego extraño”, en otras palabras, entregaron “Cualquier Fuego” menos el que Dios había mandado, y esto no agrado a Dios.
Entonces Moisés dijo a Aarón: Esto es lo que el SEÑOR habló, diciendo: ``Como santo seré tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado. Y Aarón guardó silencio.” Levítico 10:3
¿Cuántas veces hemos entregado a Dios cualquier ofrenda? con tanta falta de temor, haciendo las cosas con quejas, cuántas veces hemos usado las palabras “Aunque sea…” y entregamos un trabajo o un examen mediocre, o sabiendo que tenemos que renunciar a algo porque sabemos que no le agrada a Dios, decimos “solo por esta vez, Dios sabe…” entonces no estás tomando en serio a Dios.
“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Hebreos 12:28-29
No olvides que Dios es ¡Santo, Santo, Santo! Y que se merece lo mejor. Entonces, si tienes gratitud por todo lo que ha hecho en tu vida, trátalo como se merece, y con el valor que como sus hijos debemos darle. El temor a Dios, no es lo mismo que tener miedo, es una reverencia por el amor y admiración que le tenemos. Aquella que sólo podemos entender si sabemos quién es Dios.
“Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.” Deuteronomio 10:12
Shirley Chambi

viernes, 29 de enero de 2016

Venciendo gigantes


¿Alguna vez te has sentido incapaz de solucionar un problema? Justamente eso es la Impotencia. Significa falta de fuerza o poder para realizar una cosa o hacer que algo suceda. Esto trae un profundo dolor emocional por el hecho de no poder remediar una situación desagradable. En otras palabras, te sientes impotente, cuando sabes que los problemas son tan grandes, comparado con tus fuerzas, que solo te resta decir “No puedo”.
“Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.” 1 Samuel 17:10-11
Cuanto te sientes impotente, te ves a ti mismo como inferior, sientes temor y tal vez puedes llegar a turbarte como le pasó al pueblo de Dios. Entonces comienzas a pensar que no podrás librarte de aquella dificultad y que no hay solución posible para tal situación.
Cada día el gigante Goliat salía para amenazar al pueblo de Dios, hasta que apareció alguien con otro pensamiento.
“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.” 1 Samuel 17:45
La actitud de David frente al gigante fue muy diferente, porque aún reconociendo que el gigante a enfrentar era muy fuerte, también sabía que mucho mas poder y grandeza tenía su Dios. Debemos entender que El no nos ha llamado a luchar solos, es posible que los problemas nos superen, ya que somos humanos, pero estos nunca serán mas grande que nuestro Dios.
“Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.” Deuteronomio 31:8
Tal vez estés atravesando una situación difícil, semejante a enfrentar un temible gigante, este ya no se llama Goliat, sino que tiene distintos nombres; enfermedad, deudas, adicciones, divorcio, depresión etc., Estos se presentan cada día a tu vida, atemorizándote y llenándote de incertidumbre acerca del futuro. Seguramente y ante esta situación, te sientes pequeño, impotente y sin fuerzas. Si es así, te invito a que hagas la siguiente oración: “Señor, sé que solo no puedo, humanamente me siento pequeño delante de este problema tan grande, quiero pedirte perdón por las veces que decidí ir solo a la batalla, pero hoy te pido que me ayudes a pelear, a no escapar del problema, sino a enfrentarlo y salir victorioso. Porque ahora sé que no voy solo a la batalla, al igual que David diré: Gigante, yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos.
Si confías en Dios y le obedeces, Él te sorprenderá haciendo lo que tú en tus fuerzas no podías!”
Shirley Chambi

miércoles, 27 de enero de 2016

El Reciclador


Enfrentamos una época donde tratamos de crear una conciencia ecológica para tratar de frenar el daño que se le ha hecho al medio ambiente en tantos años.
El calentamiento global, especies que se extinguen, escases del agua, las radiaciones solares y el aire contaminado son sólo algunos de los factores que ahora afectan nuestras vidas.
Ante todas esas necesidades surgen ideas como las del reciclaje que nos permite hacer de objetos que ya no tienen utilidad, como tales, nuevas cosas. Muchas de ellas son verdaderas obras de arte, realizadas con mucho ingenio y creatividad.
Plásticos, latas y cartones que para muchos son basura para los artistas del reciclaje son material valioso para sus nuevas obras de arte.
Lo mismo sucede con nosotros. Tal vez tu vida no ha sido lo que llamamos un buen ejemplo para nadie, puedes haber tomado decisiones equivocadas y tal vez no estés orgulloso de las cosas que hiciste. Puede ser que a los ojos de los hombres no tengas valor o que tal vez tus amigos o familia te abandonaron pero Dios hace verdaderas obras de arte con aquello que los hombres menosprecian.
En las manos del Maestro, todos tomamos la forma perfecta. Si cometiste equivocaciones Dios te perdona y convierte ese error en una enseñanza, tus debilidades las torna en fortalezas, te va transformando hasta que tu vida haya llegado a ser lo que Él quiere que seas. Él toma lo que eres y trabaja sin descanso para llegues a ser lo tienes que ser.

Para Él no hay casos perdidos, no descarta gente ni la tiene por menos porque Dios conoce muy bien de qué estás hecho, cuál es tu materia prima y el potencial que tienes, el Maestro sabe lo que puedes llegar a ser en sus manos: una obra de arte.
El reciclador ve material valioso en aquello que otros desprecian y Dios ve en ti su mayor obra maestra.

“ y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es” 1 Corintios 1:28
¡No te desanimes, eres muy valioso. Cree en Dios, sus planes para tu vida van más allá de lo que podemos ver o imaginar!

Ana María Frege Issa

domingo, 17 de enero de 2016

Religiosidad remiendo espiritual

Soy una persona que tiene un viaje largo en carretera antes de llegar a mi trabajo, y por supuesto de regreso a casa. Durante mi trayecto alcanzo ver muchos tipos de autos, algunos son del año y otros y un poco más viejitos, muchos son de marcas muy finas y costosas, mientras que otros son menos glamorosos. Se puede distinguir también entre aquellos deportivos de los que son para trabajo y por supuesto nunca faltan las motos y los camiones de carga. Pero de la misma forma he podido ver muchos de esos vehículos cuando han sufrido un accidente y no importa lo costosos, nuevos, humildes o antiguos que sean, todos tienen algo en común; por dentro son feos.
Si usted alguna vez ha visto un auto al que le falta la carrocería (la parte externa del auto), probablemente se habrá dado cuenta que lo que queda expuesto son una cantidad de partes muy mal presentadas, se ven las uniones soldadas en el chasís, algunos cables atravesados, plástico e inclusive en la mayoría de los casos el carro deja de lucir atractivo, no importa lo llamativo que alguna vez fue. Sin embargo, mucho peor se ve cuando en nuestra “sabiduría” tratamos de remendar lo que le falta al auto, seguramente usted ha visto una bolsa negra, donde antes iba una ventana, o una plástico rojo donde debería ir una luz o quizá una cinta negra agarrando un espejo para que no se caiga. Definitivamente esto crea una imagen aún peor.
¿Has pensado alguna vez lo feo que se ve cuando tratamos de “remendar” las cosas poco atractivas que hay en nuestra vida? No es un secreto que todos tenemos áreas en el carácter y en nuestra personalidad que no son muy pulidas, y nuestra respuesta es cubrirlas con un remiendo practico: “La Religiosidad”. Antes de reconocer lo que nos falta, usamos excusas que suenan muy espirituales para “tapar” la realidad. Nuestra “sabiduría” nos dice que no podemos reconocer nuestras fallas, al contrario debemos cubrirlas y pretender que somos perfectos y no nos hace falta nada. Pero en realidad terminamos viéndonos mucho peor que si tan sólo pudiésemos reconocer nuestras fallas.
Dios no desea que usemos este tipo de “remiendo”, El es el alfarero por excelencia, El desea pulirnos, limpiarnos, perfeccionarnos y cubrirnos con un manto de santidad genuina. No busquemos la forma de cubrir aquello que nos avergüenza, Dios conoce nuestras debilidades y luchas, podemos venir confiadamente ante su trono, y dejarnos en sus manos, para que El haga de nosotros personas que pueden ser dignas de imitar, no porque seamos perfectas, sino porque hemos entendido que somos tan imperfectos que sólo en las manos de Dios podemos llegar a ser útiles.
¿Qué áreas en tu vida necesita un cambio verdadero y no un remiendo religioso? Preséntala hoy ante Dios y el la restaurará por completo.

“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.

1 Pedro 3:3-4 (RVR1960)

Dilean Cañas

viernes, 8 de enero de 2016

El sonido del silencio

Oh Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto. Salmo 83:1
El silencio, muchas veces suele descolocarnos, seguramente te ha pasado de tener que compartir unos breves instantes con una persona en un elevador y casi instantáneamente comienzas a sentirte incómodo ante el silencio que se genera.
O tal vez en una reunión de cualquier tipo, de pronto se produce un silencio, y los participantes comienzan a mirarse entre sí, generando una situación de incomodidad. Que decir cuando nos toca mantener un diálogo con una persona que solo contesta con monosílabos y no parece muy interesado en proponer una conversación, al cabo de un tiempo, puede que nos sintamos descolocados y nos vayamos con una concepto negativo de esa persona.
Hasta pasa en las iglesias, cuando el pastor pide un video o fotos o una canción, que quiere compartir con congregación y no sale a tiempo, siempre alguien trata de tapar ese silencio con alguna expresión.
Pareciera que el silencio incomoda y molesta y hasta puede interpretarse como una señal de agresividad. Por ejemplo cuando se utiliza como un arma de castigo o de disciplina. El padre está enojado con el hijo, por algo que lo ofendió, entonces decide no hablarle por algunos días. Le aplica un trato frío e indiferente a través del silencio.
Cuando esto sucede en reuniones, como mencionaba anteriormente, hay personas que se sienten en la obligación de cubrir un silencio, con una broma o repentinamente toman la palabra, como si esto fuera su responsabilidad.
Aún en la oración, pareciera que aprendimos a asumir el silencio como algo negativo, ya que en muchos casos, nuestra oración consiste solo en hablar, tenemos toda una lista de pedidos, agradecimientos y demás, pero generalmente hay dificultad para pasar tiempo en silencio y escuchar la voz de Dios.
Y hablando de silencios, uno de los que mas nos descoloca, es el silencio de Dios, cuantas veces la falta de respuesta, nos llenan de preguntas y tratamos de buscar una explicación. ¿Será que estoy haciendo algo mal?, ¿ o quizás Dios esté enojado conmigo? O simplemente El ya no me escucha, entonces qué sentido tiene seguir orando y se abandona la oración.
En realidad, y aunque todos estos pensamientos son habituales, tenemos que pensar que el silencio de Dios, no tiene que ver con enojos, ni con algo malo que hayamos hecho y tampoco con algo que dejamos de hacer. Muchas veces, simplemente nos está tratando de llevar a un nuevo nivel de búsqueda de su presencia.
Suele suceder que con el correr de los años de la vida cristiana, tal vez la rutina, las presiones, las heridas, van apagando el fuego. A veces el silencio de Dios lo que logra es que volvamos a buscar con la intensidad que lo hacíamos en otros tiempos. Seguramente hay un nuevo nivel donde te quiere llevar, pero no puedes ir con lo mismo de ayer, necesitas estar preparado.
Te animo a que vuelvas a pensar en el silencio de Dios, si este fuera tu caso, no como algo negativo, no como un trato indiferente de parte de El, sino como un proceso, o una oportunidad en la cual, se despierta un nuevo hambre espiritual en tu vida, se renueva la oración y finalmente recibes una promoción espiritual, un nuevo nivel donde El te quiere llevar.
No luches, no te enojes, sube al próximo escalón.

Daniel Zangaro

jueves, 7 de enero de 2016

Escapar de la tentación

Un excelente ejercicio: CORRER"
José era un joven muy apuesto, fornido y estaba siendo presionado para adulterar por la esposa de Potifar, su jefe. Seguramente se trataba de una bella mujer, ella le dijo: “Ven y acuéstate conmigo", pero José se negó firmemente, dando una respuesta que expresa su gran amor por Dios, le dijo: mi amo confía en mí y me puso a cargo de todo lo que hay en su casa. Nadie aquí tiene más autoridad que yo. Él no me ha negado nada, con excepción de usted, porque es su esposa. ¿Cómo podría yo cometer semejante maldad? Sería un gran pecado contra Dios.
Sin embargo, ella día tras día, seguía presionándolo, pero José permanecía firme en su postura de no acostarse con ella, por lo cual trataba de evitarla, tanto como le fuera posible. Sin embargo, cierto día José entró a hacer su trabajo y no había nadie más allí y llegó ella, lo agarró del manto y le ordenó: « ¡Vamos, acuéstate conmigo!». José se zafó de un tirón, pero dejó su manto en manos de ella al salir corriendo de la casa. (Génesis 39: 6-12 NTV.)
Nótese que la mujer de Potifar ejercía presión sobre José día tras día, para tener intimidad con él y es así como funciona la tentación, que viene sobre nosotros de manera persuasiva, y muchas veces de manera mas persistente que nuestras propias convicciones. Sin embargo a pesar de que José “la evitó tanto como podía” mostró una actitud de santidad y sabiduría: corrió y se zafó de un tirón, porque sabía que si se quedaba allí era muy peligroso para él y posiblemente podía caer.
Vemos que José perdió su ropa pero no su buena conciencia, hoy es mejor que nosotros perdamos lo que el pecado pinta como “lindo” en apariencia, qué nuestra santidad.
El profundo amor a Dios es lo que impulsa a correr y apartarnos de lo malo y seguir el camino libres de las consecuencias que trae el pecado, sigamos desarrollando ese amor con un corazón dispuesto a obedecer.
Que como Daniel podamos proponer en nuestro corazón no contaminarnos.
Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Daniel 1:7-9
Hay situaciones, que simplemente son para huir, por eso corre, huye de la tentación al igual que José, y como Daniel, mantente puro aún en un mundo lleno de presiones, que solo quieren hacerte caer.

Soraida Fuentes

domingo, 3 de enero de 2016

La Bendición de Dios

“El grano volverá a amontonarse en los campos de trillar y los lagares desbordarán de vino nuevo y aceite de oliva. El Señor dice: «Les devolveré lo que perdieron a causa del pulgón, el saltamontes, la langosta y la oruga. Fui yo quien envió ese gran ejército destructor en contra de ustedes. Volverán a tener toda la comida que deseen y alabarán al Señor su Dios, que hace esos milagros para ustedes. Nunca más mi pueblo será avergonzado.” Joel 2:24-26 NTV

Considero que todos queremos que nos vaya bien: en los estudios, en el trabajo, con la familia, amigos, noviazgo, matrimonio y también en los negocios, definitivamente en todo. Es normal porque nadie espera el fracaso, somos seres que buscamos alcanzar el éxito y la felicidad.
El problema es que, a veces, tomamos decisiones equivocadas, caminos incorrectos basados en nuestras emociones, egoísmo, orgullo, ignorancia, avaricia, odio y entonces sucede que nos llenamos de frustración por lo mal que nos va.
Sin embargo, y de acuerdo a lo que dice: Joel 2:12-14 NTV“Por eso dice el Señor: «Vuélvanse a mí ahora, mientras haya tiempo; entréguenme su corazón. Acérquense con ayuno, llanto y luto. No se desgarren la ropa en su dolor sino desgarren sus corazones». Regresen al Señor su Dios, porque él es misericordioso y compasivo, lento para enojarse y lleno de amor inagotable. Está deseoso de desistir y no de castigar. ¿Quién sabe? Quizá les suspenda el castigo y les envíe una bendición en vez de esta maldición. Quizá puedan ofrendar grano y vino al Señor su Dios, como lo hacían antes.
¡La bendición es activada por el arrepentimiento! entendiendo por tal, el cambio de dirección o de actitud de un corazón dolido por la falta; piensa por un momento, ¿que es lo que te llevó a estar en esta situación?, pero piensa en ti, no en lo que otra persona hizo, o dejó de hacer, ¿qué paso? ¿mentiste? Fuiste grosero/a? orgulloso? Tu autoestima baja?, etc.
En el libro de Joel, hay frases que el Señor dice que quiero resaltar: “Les devolveré lo que perdieron”, “volverán a tener” y “nunca más mi pueblo será avergonzado” Dios desea bendecirnos de acuerdo a su plan.
Sea lo que sea y sin dejar de lado el dolor, que a veces padecemos, como consecuencia de nuestras malas decisiones, es necesario resaltar, que ahora Dios quiere devolverte lo que has perdido: la esperanza, el amor, la casa, tu empleo, tu familia, tu esposo/a, tus hijos, y todo.
Activa tu bendición, dando hoy mismo un primer paso que depende solo de ti "el arrepentimiento", Dios como Padre amoroso, tiene sus brazos extendidos para recibirte. No te demores.

Soraida Fuentes