Apostol Guillermo Maldonado.
“Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue”. – Números 12:6-8
Cada vez que Moisés tenía un problema y el pueblo se ponía rebelde, buscaba el rostro de Dios.
La Biblia dice: “Moisés conocía Sus caminos y el pueblo conocía Sus obras”. Es triste que conozcamos la sanidad pero no conozcamos al Dios que sana. El pueblo de Dios conocía Sus poderosas obras pero no conocía a Dios. ¿Por qué? Dios le hablaba a Moisés cara a cara.
El pueblo de Israel siempre buscó un rey por razones:
1. Para que peleara las batallas por ellos.
2. Para oír a Dios en su lugar.
3. Para que los guiara.
Esto es lo que sucede en nuestra sociedad hoy. Buscamos un Salvador que pelee nuestras batallas, pague nuestras cuentas y que sea nuestro líder.
Pablo también hacía lo mismo que Moisés; ante la menor señal de problemas buscaba el rostro de Dios. Moisés y Pablo tuvieron la misma pasión por Dios. Tenían pasión por la Iglesia, por los milagros y por las almas. Pero la mayor pasión de todas fue conocer a Dios íntimamente.
Conocerlo a Él
“Conocer” es la palabra griega gnosis; que es la raíz del término “gnóstico”. Éste es el conocimiento mental, científico, informativo y teórico. Pero no es éste al que Pablo se refería cuando dijo: “Conocerlo a Él”. No quería conocer a Dios con la palabra gnosis, sino con epignosis.
La palabra epignosis significa adquirir un contacto práctico a través de la experiencia. Pablo quería conocerlo a Él a través de la EXPERIENCIA. En otras palabras, la oración no es una teoría, es una experiencia.
Muchos de nosotros sabemos acerca de la oración pero no oramos. Si no experimentas a Dios íntimamente, no importa cuánto conocimiento mental tengas acerca de Él. El conocimiento mental no es el conocimiento del Cielo.
Mucha gente conoce acerca de las cosas del Uno pero no conoce personalmente al Uno. La teoría sin la experiencia no sirve para nada. Hay una diferencia entre saber ACERCA DE la oración y ORAR en la práctica.
Una sola experiencia con el rostro de Dios es suficiente para cambiar una vida. Aquellos que han tenido una experiencia con Dios hablan con precisión de Él. A través de la oración podemos experimentar a Dios cada día; podemos oírlo y sentirlo.
Necesitamos oír a Dios y experimentar a Dios. Cuando tienes religión, te falta una experiencia con Dios. ¿Por qué? En la religión, la gente habla de Dios, cree en Dios y predica acerca de Dios, pero nunca ha tenido una experiencia con Dios.
La Base De La Vida Cristiana
Hay tres actividades principales del espíritu humano en la Presencia de Dios que se desarrollan en la vida de oración:
1. La adoración.
2. La comunión.
3. La revelación.
Si tienes hambre de Dios tienes que orar. Nunca lo conocerás si sigues perdiendo el tiempo. Hemos nacido de nuevo y, gracias a eso, tenemos acceso a la Presencia de Dios. ¡Está en ti!
Afirmar a Dios
La consumación de la intimidad es la adoración. Nunca te acerques a Dios sin adoración. Acercarte a Dios en oración, buscando Su rostro, sin adoración es un insulto para Él. Cuando adoras, tú lo afirmas por quién es Él.
Cuando afirmas a Dios con tu adoración, Él te a afirma a ti. Dios quiere que levantes tus manos y lo adores. Cristo nos dio un patrón de oración; no una fórmula con pasos, porque es una relación. No hay pasos porque la oración no es una rutina religiosa.
Si quieres que Dios se acerque más a ti, no vengas a Él sin respeto. ¡Hónralo! Ven a Él con gratitud.
Cuando ores y le hables a tu Padre, hazlo con lo que hay dentro de ti. Dios no tiene comunión con alguien que se acerca a Él con irreverencia. Cuando le hablas a Dios, deja que sea lo que nace de tu interior; deja de pensar: “¿Qué digo ahora?”
Uno de los significados de oración es comunión. La comunión viene de la adoración, y sin adoración no hay comunión.
Comunión con Dios
Comunión en griego es la palabra koinonía, que significa tener a alguien cerca en común. Es una participación, una unión en común, compañerismo, asociación e intimidad.
¿Qué tenemos en común con Dios?
“La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” – 1 Corintios 10:16
Cuando vamos ante Dios, Él reconoce que tú tienes algo en común con Él y Él contigo.
“a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”. – Filipenses 3:10
Nosotros tenemos la naturaleza y el propósito de Dios. La comunión no es sólo hablarle lindas palabras a Dios; sino más bien participar en los sufrimientos que Él siente en Su corazón.
Comunión también significa compartir; unirse a Él en lo que siente por Su pueblo; identificarse y participar en aquello por lo que Dios sufre.
Cuando te haces insensible al dolor de la gente es porque te has vuelto insensible a la presencia de Dios.
Nuestra vida de relación es como una cruz; donde debemos tener una relación vertical con Dios y horizontal con los cristianos. Yo comparto con Dios y comparto con los creyentes. Si no haces eso, tu vida estará fuera de balance.
Cuando una persona tiene comunión íntima con Dios, darás mucho fruto. Porque el lugar de donde viene el fruto es donde Dios te preña en oración.
Cuando te haces uno con El Uno, estamos juntos en el mismo propósito. Jesús siempre apuntó a la voluntad de la gente, no a la mente. Yo te desafío a que tu mayor pasión sea conocer a Dios íntimamente. ¡Conócelo íntimamente a través de la oración!
“Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue”. – Números 12:6-8
Cada vez que Moisés tenía un problema y el pueblo se ponía rebelde, buscaba el rostro de Dios.
La Biblia dice: “Moisés conocía Sus caminos y el pueblo conocía Sus obras”. Es triste que conozcamos la sanidad pero no conozcamos al Dios que sana. El pueblo de Dios conocía Sus poderosas obras pero no conocía a Dios. ¿Por qué? Dios le hablaba a Moisés cara a cara.
El pueblo de Israel siempre buscó un rey por razones:
1. Para que peleara las batallas por ellos.
2. Para oír a Dios en su lugar.
3. Para que los guiara.
Esto es lo que sucede en nuestra sociedad hoy. Buscamos un Salvador que pelee nuestras batallas, pague nuestras cuentas y que sea nuestro líder.
Pablo también hacía lo mismo que Moisés; ante la menor señal de problemas buscaba el rostro de Dios. Moisés y Pablo tuvieron la misma pasión por Dios. Tenían pasión por la Iglesia, por los milagros y por las almas. Pero la mayor pasión de todas fue conocer a Dios íntimamente.
Conocerlo a Él
“Conocer” es la palabra griega gnosis; que es la raíz del término “gnóstico”. Éste es el conocimiento mental, científico, informativo y teórico. Pero no es éste al que Pablo se refería cuando dijo: “Conocerlo a Él”. No quería conocer a Dios con la palabra gnosis, sino con epignosis.
La palabra epignosis significa adquirir un contacto práctico a través de la experiencia. Pablo quería conocerlo a Él a través de la EXPERIENCIA. En otras palabras, la oración no es una teoría, es una experiencia.
Muchos de nosotros sabemos acerca de la oración pero no oramos. Si no experimentas a Dios íntimamente, no importa cuánto conocimiento mental tengas acerca de Él. El conocimiento mental no es el conocimiento del Cielo.
Mucha gente conoce acerca de las cosas del Uno pero no conoce personalmente al Uno. La teoría sin la experiencia no sirve para nada. Hay una diferencia entre saber ACERCA DE la oración y ORAR en la práctica.
Una sola experiencia con el rostro de Dios es suficiente para cambiar una vida. Aquellos que han tenido una experiencia con Dios hablan con precisión de Él. A través de la oración podemos experimentar a Dios cada día; podemos oírlo y sentirlo.
Necesitamos oír a Dios y experimentar a Dios. Cuando tienes religión, te falta una experiencia con Dios. ¿Por qué? En la religión, la gente habla de Dios, cree en Dios y predica acerca de Dios, pero nunca ha tenido una experiencia con Dios.
La Base De La Vida Cristiana
Hay tres actividades principales del espíritu humano en la Presencia de Dios que se desarrollan en la vida de oración:
1. La adoración.
2. La comunión.
3. La revelación.
Si tienes hambre de Dios tienes que orar. Nunca lo conocerás si sigues perdiendo el tiempo. Hemos nacido de nuevo y, gracias a eso, tenemos acceso a la Presencia de Dios. ¡Está en ti!
Afirmar a Dios
La consumación de la intimidad es la adoración. Nunca te acerques a Dios sin adoración. Acercarte a Dios en oración, buscando Su rostro, sin adoración es un insulto para Él. Cuando adoras, tú lo afirmas por quién es Él.
Cuando afirmas a Dios con tu adoración, Él te a afirma a ti. Dios quiere que levantes tus manos y lo adores. Cristo nos dio un patrón de oración; no una fórmula con pasos, porque es una relación. No hay pasos porque la oración no es una rutina religiosa.
Si quieres que Dios se acerque más a ti, no vengas a Él sin respeto. ¡Hónralo! Ven a Él con gratitud.
Cuando ores y le hables a tu Padre, hazlo con lo que hay dentro de ti. Dios no tiene comunión con alguien que se acerca a Él con irreverencia. Cuando le hablas a Dios, deja que sea lo que nace de tu interior; deja de pensar: “¿Qué digo ahora?”
Uno de los significados de oración es comunión. La comunión viene de la adoración, y sin adoración no hay comunión.
Comunión con Dios
Comunión en griego es la palabra koinonía, que significa tener a alguien cerca en común. Es una participación, una unión en común, compañerismo, asociación e intimidad.
¿Qué tenemos en común con Dios?
“La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” – 1 Corintios 10:16
Cuando vamos ante Dios, Él reconoce que tú tienes algo en común con Él y Él contigo.
“a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”. – Filipenses 3:10
Nosotros tenemos la naturaleza y el propósito de Dios. La comunión no es sólo hablarle lindas palabras a Dios; sino más bien participar en los sufrimientos que Él siente en Su corazón.
Comunión también significa compartir; unirse a Él en lo que siente por Su pueblo; identificarse y participar en aquello por lo que Dios sufre.
Cuando te haces insensible al dolor de la gente es porque te has vuelto insensible a la presencia de Dios.
Nuestra vida de relación es como una cruz; donde debemos tener una relación vertical con Dios y horizontal con los cristianos. Yo comparto con Dios y comparto con los creyentes. Si no haces eso, tu vida estará fuera de balance.
Cuando una persona tiene comunión íntima con Dios, darás mucho fruto. Porque el lugar de donde viene el fruto es donde Dios te preña en oración.
Cuando te haces uno con El Uno, estamos juntos en el mismo propósito. Jesús siempre apuntó a la voluntad de la gente, no a la mente. Yo te desafío a que tu mayor pasión sea conocer a Dios íntimamente. ¡Conócelo íntimamente a través de la oración!
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