Por lo general sé lo que quiero, y me gusta obtenerlo. Soy exactamente igual que la mayoría de las personas. Cuando no conseguimos lo que queremos, nuestros sentimientos negativos estallan.
Frecuentemente, como cristianos esperamos que la vida sea perfecta y que todo nos salga bien sin problemas. Esperamos ser exitosos, felices, tener gozo, estar en paz y todo lo demás. Cuando estamos frustrados, hacemos mala cara y nos quejamos.
Aunque Dios quisiera que tuvieramos una buena vida, habrán momentos en los que tenemos que ser pacientes y soportar no ver cual es nuestro camino. Estas decepciones prueban nuestro carácter y nuestro nivel de madurez espiritual. Ellas muestran en realidad si estamos o no realmente listos para un ascenso.
¿Por qué pensamos que siempre debemos ser los primeros? ¿Por qué pensamos que tenemos derecho a una vida perfecta? Quizás a veces pensamos más de nosotros mismos de lo que deberíamos. Una mente humilde nos permite sentarnos en la parte de atras y esperar en Dios para que nos mueva a la parte delantera. La Palabra de Dios dice que heredamos las promesas a través de la fe y la paciencia. Creemos que Dios es bueno; pero ¿podemos seguir creyendo en Dios y confiar en Él cuando sentimos que la vida es injusta?
El secreto de la vida cristiana es comprometerse plenamente con Dios. Si rendimos nuestra voluntad a Dios, lo que pase no nos hace enojar. Si Dios no nos da lo que queremos y lo que pedimos, nuestra fe es lo suficientemente fuerte como para decir: "No se haga mi voluntad, sino la tuya."
Ora: Dios, ayudame. A menudo tengo deseos fuertes, y cuando no consigo lo que quiero, me molesto. Perdoname. Recuérdame que Jesús no quería morir en la cruz, pero el vivía en total sumisión a Tu voluntad. Te pido, por medio de Jesucristo, que me ayudes a vivir en sumisión total y a vivir contento con lo que Tú me das. Amén.
Del libro devocional, El campo de batalla de la mente por Joyce Meyer. Copyright © 2005 por Joyce Meyer. Publicado por FaithWords. Todos los derechos reservados.
Frecuentemente, como cristianos esperamos que la vida sea perfecta y que todo nos salga bien sin problemas. Esperamos ser exitosos, felices, tener gozo, estar en paz y todo lo demás. Cuando estamos frustrados, hacemos mala cara y nos quejamos.
Aunque Dios quisiera que tuvieramos una buena vida, habrán momentos en los que tenemos que ser pacientes y soportar no ver cual es nuestro camino. Estas decepciones prueban nuestro carácter y nuestro nivel de madurez espiritual. Ellas muestran en realidad si estamos o no realmente listos para un ascenso.
¿Por qué pensamos que siempre debemos ser los primeros? ¿Por qué pensamos que tenemos derecho a una vida perfecta? Quizás a veces pensamos más de nosotros mismos de lo que deberíamos. Una mente humilde nos permite sentarnos en la parte de atras y esperar en Dios para que nos mueva a la parte delantera. La Palabra de Dios dice que heredamos las promesas a través de la fe y la paciencia. Creemos que Dios es bueno; pero ¿podemos seguir creyendo en Dios y confiar en Él cuando sentimos que la vida es injusta?
El secreto de la vida cristiana es comprometerse plenamente con Dios. Si rendimos nuestra voluntad a Dios, lo que pase no nos hace enojar. Si Dios no nos da lo que queremos y lo que pedimos, nuestra fe es lo suficientemente fuerte como para decir: "No se haga mi voluntad, sino la tuya."
Ora: Dios, ayudame. A menudo tengo deseos fuertes, y cuando no consigo lo que quiero, me molesto. Perdoname. Recuérdame que Jesús no quería morir en la cruz, pero el vivía en total sumisión a Tu voluntad. Te pido, por medio de Jesucristo, que me ayudes a vivir en sumisión total y a vivir contento con lo que Tú me das. Amén.
Del libro devocional, El campo de batalla de la mente por Joyce Meyer. Copyright © 2005 por Joyce Meyer. Publicado por FaithWords. Todos los derechos reservados.
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