Dra. Profeta Alexandra Quesada
Deseo
referirme a la relación existente entre la Adoración y la efectividad en la
Batalla Espiritual por regiones y continentes. La razón por la que la Adoración
juega un papel fundamental en la tarea de desplazar las fuerzas antagónicas, es
que no hay una forma enseñada más claramente que ministrar a Dios para provocar
Su Presencia.
EJEMPLOS
BÍBLICOS
Moisés
conociendo la oposición que enfrentaría al movilizar a Israel a través del
desierto hacia la Tierra Prometida, requirió enfáticamente la Presencia Divina
para garantizar el cumplimiento del objetivo. Éxodo 33
El equipo
de batalla seleccionado por el mismo Dios para acompañar a Gedeón sumó 300,
quienes para tomar entre sus manos las aguas y lamerlas como lo hace un perro,
tuvieron que hincar una de sus rodillas (como lo aclara el original hebreo), lo
cual es señal de reverencia, reconocimiento ante la presencia de una divinidad
o bien ante un rey. Tal posición revela un principio de orden para el conflicto
entre el bien y el mal y es que, antes de estar de pie en la batalla y
mantenernos en firmeza hasta el final, debemos sostener una vida de cercana
relación con el Señor de los Ejércitos, donde podamos doblegarnos y colocarnos
en su mano para lograr acierto durante nuestros combates (Jueces 7:6).
Considero
pertinente redefinir la experiencia de la Adoración en espíritu y
verdad para no caer en el riesgo de una interpretación equivocada.
Esta célebre expresión del Señor en Juan 4: 24 señala la experiencia
mas sublime entre lo divino y lo humano, constituye un pasadizo a través del
cual sólo logran acceder quienes lo profundizan, y cuando sucede entramos en un
ámbito sobrenatural donde nada se puede predecir, excepto que seremos invadidos
por Su Presencia.
Adoración
es la única vía hacia el corazón de Dios, dado que no hay otra práctica que se
lleve a cabo con el único fin de honrarlo directamente. La oración, la lectura
de la Palabra, el ayuno, y el servicio a El en general, son disciplinas que
producen desarrollo y beneficio deliberado en quienes echan mano de ellas.
Adoración
es el recurso de depuración más elaborado del que dispone el Cielo, porque te
coloca en el Quirófano Divino para que se manifieste tu cambio de corazón. Es
también el conducto divino mediante el cual se transfiere la vida de Dios al
buscador.
Con
regularidad la expresión “en Su Presencia” tiene que ver con esa experiencia de
contemplación y es en ella que El nos equipa con lo que requerimos, nos despoja
de lo que nos bloquea el paso, despierta dones que permanecieron dormidos,
instala dentro nuestro sus ansias divinas y moldea a cada uno para que calcemos
en El como parte suya que somos. Frente al Señor la familiaridad entre las dos
partes crece, los vínculos se estrechan, la identificación con El se produce y
nuestro corazón comienza a latir a su ritmo.
Su
Presencia nos doblega, nos anonada y nos coloca de Su lado por completo, nos
libera de nosotros mismos, aumenta nuestra confianza, se afirma la convicción
de ser suyos, de ser aceptos y de ser elegidos.
Cuando nos
rendimos se nos abre el oído, se nos despierta la intuición y la
imaginación asimila la visión celestial. Adorando es alumbrado nuestro
entendimiento, se ensancha el espíritu para contener más de El y obtenemos más
revelación.
Ministrándole,
extraviamos nuestro camino al hallar el suyo, entonces se debilita la voluntad
humana y se fortalece la suprema, son multiplicadas nuestras posibilidades y se
anulan la duda y toda limitante.
DAVID Y
LA ADORACIÓN A DIOS
La vida de
adoración de David lo enseñó a elevarse, pronto su forma de ver y oír cambió de
dirección, Dios tomó control de David, su razón se nubló y desde entonces
aprendió a apoyarse sólo en El. Así fue como se atrevió a asumir desafíos
desmedidos, por contar con un poder que no era humano subyugó principados,
desarmó adversarios humanos, quebró la oposición y obtuvo la victoria vez tras
vez.
JESÚS Y LA
ADORACIÓN AL PADRE
Dios
continúa buscando gente que sepa adorarle para hacer de cada uno de ellos
“hijos como Jesús”, el Señor se reveló a la Samaritana (mujer la hora es) como
el Altar del Incienso del Tabernáculo. Desde su vida ordinaria exaltando al
Padre y por esa dinámica de entrega, permanecía deseoso de agradarle,
obedecerle y negarse, y así fue como pudo revelarlo y darlo a conocer al
hombre. Al operar como Altar Vivo y Ofrenda Grata, propició el Señor la
Misericordia y la Gracia Divinas sobre la tierra. El Señor profetizó también
diciendo: “La hora viene”, anunciando un día en el cual muchos altares y
ofrendas vivientes adorarían al Padre produciendo un impacto del Favor Divino
sobre la humanidad necesitada; esto tiene su cumplimiento parcial cuando en el
Aposento Alto descendió el Espíritu Santo y Su poder operó
libertando a las gentes de la opresión diabólica, rompiendo las cadenas de
enfermedad y transformando vidas que habían estado en oscuridad. Regiones
enteras se abrieron al mensaje del Evangelio del Reino de Dios.
ADORACIÓN
EN LA IGLESIA PRIMITIVA
David,
Jesucristo El Señor y la Iglesia Primera ministraron al Padre desencadenando el
poder que abrió los cielos sin que el reino de las tinieblas pudiera
prevalecer. El papel que juega la “vida de adoración” es determinante en el
conflicto espiritual por el dominio de la Tierra y de sus
sociedades. Donde quiera que la Presencia de Dios irrumpe, Satanás y sus
huestes emprenden la retirada.
Enlazando Adoración y Guerra
Territorial
Levítico
23:2 y 41 estableció tres convocatorias para Israel. Durante el año, el pueblo
se juntaba para ministrar y acercarse al Señor. Esta adoración debió llenar los
aires de gloria y desplazar las influencias infernales del territorio. Aparte
de estas reuniones, de tiempo en tiempo, se llamaba al ejército y de toda
ciudad y casa salían y comparecían los hombres de guerra, según lo imponía la amenaza
enemiga.
En los
tiempos de David era muy notoria la relación entre la poderosa adoración
ordenada por él mismo para ser ofrecida ante el Arca del Pacto en la tienda y
el hecho de que siempre derrotaba a sus enemigos. La adoración favorece al que la
practica con revelación, David apelaba a la revelación para salir a la batalla
y bajo condiciones de ministración ante la presencia de Dios no había fallo en
el terreno de confrontación.
Josafat
restauró los principios de David para la administración de gobierno.
El ambiente histórico que vivía era de muchas aflicciones y nada de
paz en Israel, hasta que descubre que la nación desconoce la posición y las
promesas que se acreditan a un pueblo que guarda pacto y ministra honra a su
Dios. David emprende una campaña nacional en la cual los levitas son enviados a
ayudar en la enseñanza del “libro de la ley”, la que según la tradición se
realizaba mediante medios musicales (Salmo 119:54, Nehemías 8:8, 2 Crónicas
17:9, etc.) El resultado de tal preparación fue el temor de los reinos de su
entorno y su decisión de no hacer guerra contra Judá. Las fuerzas de oscuridad
se desestabilizaban cuando el Pueblo del Señor vivía en Pacto con El y en una
relación de adoración. Judá aprendió a hacer uso de la espada de doble filo y
la ministración al Señor, para atar el poder de los reyes (Salmo 149:9); de
este mismo modo nosotros hemos heredado el dominio espiritual sobre lugares
físicos de parte del Señor. No pasemos por alto la popular hazaña del Señor en
días de este rey ante la invasión de una coalición enemiga, sobre todo, por el
hecho de que luego de gemir y humillarse ante el Señor, El hizo uso
de Jahaziel músico de los hijos de Asaf para fluir proféticamente revelando la
estrategia que daría fin a la amenaza nacional y de cómo fue
seleccionado por los adoradores el canto de Hemán y Jedutum como parte del
poder con que quebraría el Señor el arco del enemigo.
Existía un
libro llamado el libro de Justo o Jaser (2 Samuel 1:18),
dedicado al entrenamiento militar y su contenido consistía en cantos
de guerra para el tiempo de batalla (Josué 10:13) “Sol detente”… era
un canto de guerra.
Hallaremos
en la escritura numerosos ejemplos que apoyan el poder desatado desde la
adoración contra la presión del enemigo y éste es el tiempo para que llenemos
los ambientes de Adoración para que ésta se escuche como grito de
guerra que ponga al infierno en fuga ¡Amén!.
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