viernes, 29 de enero de 2016

Venciendo gigantes


¿Alguna vez te has sentido incapaz de solucionar un problema? Justamente eso es la Impotencia. Significa falta de fuerza o poder para realizar una cosa o hacer que algo suceda. Esto trae un profundo dolor emocional por el hecho de no poder remediar una situación desagradable. En otras palabras, te sientes impotente, cuando sabes que los problemas son tan grandes, comparado con tus fuerzas, que solo te resta decir “No puedo”.
“Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.” 1 Samuel 17:10-11
Cuanto te sientes impotente, te ves a ti mismo como inferior, sientes temor y tal vez puedes llegar a turbarte como le pasó al pueblo de Dios. Entonces comienzas a pensar que no podrás librarte de aquella dificultad y que no hay solución posible para tal situación.
Cada día el gigante Goliat salía para amenazar al pueblo de Dios, hasta que apareció alguien con otro pensamiento.
“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.” 1 Samuel 17:45
La actitud de David frente al gigante fue muy diferente, porque aún reconociendo que el gigante a enfrentar era muy fuerte, también sabía que mucho mas poder y grandeza tenía su Dios. Debemos entender que El no nos ha llamado a luchar solos, es posible que los problemas nos superen, ya que somos humanos, pero estos nunca serán mas grande que nuestro Dios.
“Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.” Deuteronomio 31:8
Tal vez estés atravesando una situación difícil, semejante a enfrentar un temible gigante, este ya no se llama Goliat, sino que tiene distintos nombres; enfermedad, deudas, adicciones, divorcio, depresión etc., Estos se presentan cada día a tu vida, atemorizándote y llenándote de incertidumbre acerca del futuro. Seguramente y ante esta situación, te sientes pequeño, impotente y sin fuerzas. Si es así, te invito a que hagas la siguiente oración: “Señor, sé que solo no puedo, humanamente me siento pequeño delante de este problema tan grande, quiero pedirte perdón por las veces que decidí ir solo a la batalla, pero hoy te pido que me ayudes a pelear, a no escapar del problema, sino a enfrentarlo y salir victorioso. Porque ahora sé que no voy solo a la batalla, al igual que David diré: Gigante, yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos.
Si confías en Dios y le obedeces, Él te sorprenderá haciendo lo que tú en tus fuerzas no podías!”
Shirley Chambi

miércoles, 27 de enero de 2016

El Reciclador


Enfrentamos una época donde tratamos de crear una conciencia ecológica para tratar de frenar el daño que se le ha hecho al medio ambiente en tantos años.
El calentamiento global, especies que se extinguen, escases del agua, las radiaciones solares y el aire contaminado son sólo algunos de los factores que ahora afectan nuestras vidas.
Ante todas esas necesidades surgen ideas como las del reciclaje que nos permite hacer de objetos que ya no tienen utilidad, como tales, nuevas cosas. Muchas de ellas son verdaderas obras de arte, realizadas con mucho ingenio y creatividad.
Plásticos, latas y cartones que para muchos son basura para los artistas del reciclaje son material valioso para sus nuevas obras de arte.
Lo mismo sucede con nosotros. Tal vez tu vida no ha sido lo que llamamos un buen ejemplo para nadie, puedes haber tomado decisiones equivocadas y tal vez no estés orgulloso de las cosas que hiciste. Puede ser que a los ojos de los hombres no tengas valor o que tal vez tus amigos o familia te abandonaron pero Dios hace verdaderas obras de arte con aquello que los hombres menosprecian.
En las manos del Maestro, todos tomamos la forma perfecta. Si cometiste equivocaciones Dios te perdona y convierte ese error en una enseñanza, tus debilidades las torna en fortalezas, te va transformando hasta que tu vida haya llegado a ser lo que Él quiere que seas. Él toma lo que eres y trabaja sin descanso para llegues a ser lo tienes que ser.

Para Él no hay casos perdidos, no descarta gente ni la tiene por menos porque Dios conoce muy bien de qué estás hecho, cuál es tu materia prima y el potencial que tienes, el Maestro sabe lo que puedes llegar a ser en sus manos: una obra de arte.
El reciclador ve material valioso en aquello que otros desprecian y Dios ve en ti su mayor obra maestra.

“ y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es” 1 Corintios 1:28
¡No te desanimes, eres muy valioso. Cree en Dios, sus planes para tu vida van más allá de lo que podemos ver o imaginar!

Ana María Frege Issa

domingo, 17 de enero de 2016

Religiosidad remiendo espiritual

Soy una persona que tiene un viaje largo en carretera antes de llegar a mi trabajo, y por supuesto de regreso a casa. Durante mi trayecto alcanzo ver muchos tipos de autos, algunos son del año y otros y un poco más viejitos, muchos son de marcas muy finas y costosas, mientras que otros son menos glamorosos. Se puede distinguir también entre aquellos deportivos de los que son para trabajo y por supuesto nunca faltan las motos y los camiones de carga. Pero de la misma forma he podido ver muchos de esos vehículos cuando han sufrido un accidente y no importa lo costosos, nuevos, humildes o antiguos que sean, todos tienen algo en común; por dentro son feos.
Si usted alguna vez ha visto un auto al que le falta la carrocería (la parte externa del auto), probablemente se habrá dado cuenta que lo que queda expuesto son una cantidad de partes muy mal presentadas, se ven las uniones soldadas en el chasís, algunos cables atravesados, plástico e inclusive en la mayoría de los casos el carro deja de lucir atractivo, no importa lo llamativo que alguna vez fue. Sin embargo, mucho peor se ve cuando en nuestra “sabiduría” tratamos de remendar lo que le falta al auto, seguramente usted ha visto una bolsa negra, donde antes iba una ventana, o una plástico rojo donde debería ir una luz o quizá una cinta negra agarrando un espejo para que no se caiga. Definitivamente esto crea una imagen aún peor.
¿Has pensado alguna vez lo feo que se ve cuando tratamos de “remendar” las cosas poco atractivas que hay en nuestra vida? No es un secreto que todos tenemos áreas en el carácter y en nuestra personalidad que no son muy pulidas, y nuestra respuesta es cubrirlas con un remiendo practico: “La Religiosidad”. Antes de reconocer lo que nos falta, usamos excusas que suenan muy espirituales para “tapar” la realidad. Nuestra “sabiduría” nos dice que no podemos reconocer nuestras fallas, al contrario debemos cubrirlas y pretender que somos perfectos y no nos hace falta nada. Pero en realidad terminamos viéndonos mucho peor que si tan sólo pudiésemos reconocer nuestras fallas.
Dios no desea que usemos este tipo de “remiendo”, El es el alfarero por excelencia, El desea pulirnos, limpiarnos, perfeccionarnos y cubrirnos con un manto de santidad genuina. No busquemos la forma de cubrir aquello que nos avergüenza, Dios conoce nuestras debilidades y luchas, podemos venir confiadamente ante su trono, y dejarnos en sus manos, para que El haga de nosotros personas que pueden ser dignas de imitar, no porque seamos perfectas, sino porque hemos entendido que somos tan imperfectos que sólo en las manos de Dios podemos llegar a ser útiles.
¿Qué áreas en tu vida necesita un cambio verdadero y no un remiendo religioso? Preséntala hoy ante Dios y el la restaurará por completo.

“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.

1 Pedro 3:3-4 (RVR1960)

Dilean Cañas

viernes, 8 de enero de 2016

El sonido del silencio

Oh Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto. Salmo 83:1
El silencio, muchas veces suele descolocarnos, seguramente te ha pasado de tener que compartir unos breves instantes con una persona en un elevador y casi instantáneamente comienzas a sentirte incómodo ante el silencio que se genera.
O tal vez en una reunión de cualquier tipo, de pronto se produce un silencio, y los participantes comienzan a mirarse entre sí, generando una situación de incomodidad. Que decir cuando nos toca mantener un diálogo con una persona que solo contesta con monosílabos y no parece muy interesado en proponer una conversación, al cabo de un tiempo, puede que nos sintamos descolocados y nos vayamos con una concepto negativo de esa persona.
Hasta pasa en las iglesias, cuando el pastor pide un video o fotos o una canción, que quiere compartir con congregación y no sale a tiempo, siempre alguien trata de tapar ese silencio con alguna expresión.
Pareciera que el silencio incomoda y molesta y hasta puede interpretarse como una señal de agresividad. Por ejemplo cuando se utiliza como un arma de castigo o de disciplina. El padre está enojado con el hijo, por algo que lo ofendió, entonces decide no hablarle por algunos días. Le aplica un trato frío e indiferente a través del silencio.
Cuando esto sucede en reuniones, como mencionaba anteriormente, hay personas que se sienten en la obligación de cubrir un silencio, con una broma o repentinamente toman la palabra, como si esto fuera su responsabilidad.
Aún en la oración, pareciera que aprendimos a asumir el silencio como algo negativo, ya que en muchos casos, nuestra oración consiste solo en hablar, tenemos toda una lista de pedidos, agradecimientos y demás, pero generalmente hay dificultad para pasar tiempo en silencio y escuchar la voz de Dios.
Y hablando de silencios, uno de los que mas nos descoloca, es el silencio de Dios, cuantas veces la falta de respuesta, nos llenan de preguntas y tratamos de buscar una explicación. ¿Será que estoy haciendo algo mal?, ¿ o quizás Dios esté enojado conmigo? O simplemente El ya no me escucha, entonces qué sentido tiene seguir orando y se abandona la oración.
En realidad, y aunque todos estos pensamientos son habituales, tenemos que pensar que el silencio de Dios, no tiene que ver con enojos, ni con algo malo que hayamos hecho y tampoco con algo que dejamos de hacer. Muchas veces, simplemente nos está tratando de llevar a un nuevo nivel de búsqueda de su presencia.
Suele suceder que con el correr de los años de la vida cristiana, tal vez la rutina, las presiones, las heridas, van apagando el fuego. A veces el silencio de Dios lo que logra es que volvamos a buscar con la intensidad que lo hacíamos en otros tiempos. Seguramente hay un nuevo nivel donde te quiere llevar, pero no puedes ir con lo mismo de ayer, necesitas estar preparado.
Te animo a que vuelvas a pensar en el silencio de Dios, si este fuera tu caso, no como algo negativo, no como un trato indiferente de parte de El, sino como un proceso, o una oportunidad en la cual, se despierta un nuevo hambre espiritual en tu vida, se renueva la oración y finalmente recibes una promoción espiritual, un nuevo nivel donde El te quiere llevar.
No luches, no te enojes, sube al próximo escalón.

Daniel Zangaro

jueves, 7 de enero de 2016

Escapar de la tentación

Un excelente ejercicio: CORRER"
José era un joven muy apuesto, fornido y estaba siendo presionado para adulterar por la esposa de Potifar, su jefe. Seguramente se trataba de una bella mujer, ella le dijo: “Ven y acuéstate conmigo", pero José se negó firmemente, dando una respuesta que expresa su gran amor por Dios, le dijo: mi amo confía en mí y me puso a cargo de todo lo que hay en su casa. Nadie aquí tiene más autoridad que yo. Él no me ha negado nada, con excepción de usted, porque es su esposa. ¿Cómo podría yo cometer semejante maldad? Sería un gran pecado contra Dios.
Sin embargo, ella día tras día, seguía presionándolo, pero José permanecía firme en su postura de no acostarse con ella, por lo cual trataba de evitarla, tanto como le fuera posible. Sin embargo, cierto día José entró a hacer su trabajo y no había nadie más allí y llegó ella, lo agarró del manto y le ordenó: « ¡Vamos, acuéstate conmigo!». José se zafó de un tirón, pero dejó su manto en manos de ella al salir corriendo de la casa. (Génesis 39: 6-12 NTV.)
Nótese que la mujer de Potifar ejercía presión sobre José día tras día, para tener intimidad con él y es así como funciona la tentación, que viene sobre nosotros de manera persuasiva, y muchas veces de manera mas persistente que nuestras propias convicciones. Sin embargo a pesar de que José “la evitó tanto como podía” mostró una actitud de santidad y sabiduría: corrió y se zafó de un tirón, porque sabía que si se quedaba allí era muy peligroso para él y posiblemente podía caer.
Vemos que José perdió su ropa pero no su buena conciencia, hoy es mejor que nosotros perdamos lo que el pecado pinta como “lindo” en apariencia, qué nuestra santidad.
El profundo amor a Dios es lo que impulsa a correr y apartarnos de lo malo y seguir el camino libres de las consecuencias que trae el pecado, sigamos desarrollando ese amor con un corazón dispuesto a obedecer.
Que como Daniel podamos proponer en nuestro corazón no contaminarnos.
Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Daniel 1:7-9
Hay situaciones, que simplemente son para huir, por eso corre, huye de la tentación al igual que José, y como Daniel, mantente puro aún en un mundo lleno de presiones, que solo quieren hacerte caer.

Soraida Fuentes

domingo, 3 de enero de 2016

La Bendición de Dios

“El grano volverá a amontonarse en los campos de trillar y los lagares desbordarán de vino nuevo y aceite de oliva. El Señor dice: «Les devolveré lo que perdieron a causa del pulgón, el saltamontes, la langosta y la oruga. Fui yo quien envió ese gran ejército destructor en contra de ustedes. Volverán a tener toda la comida que deseen y alabarán al Señor su Dios, que hace esos milagros para ustedes. Nunca más mi pueblo será avergonzado.” Joel 2:24-26 NTV

Considero que todos queremos que nos vaya bien: en los estudios, en el trabajo, con la familia, amigos, noviazgo, matrimonio y también en los negocios, definitivamente en todo. Es normal porque nadie espera el fracaso, somos seres que buscamos alcanzar el éxito y la felicidad.
El problema es que, a veces, tomamos decisiones equivocadas, caminos incorrectos basados en nuestras emociones, egoísmo, orgullo, ignorancia, avaricia, odio y entonces sucede que nos llenamos de frustración por lo mal que nos va.
Sin embargo, y de acuerdo a lo que dice: Joel 2:12-14 NTV“Por eso dice el Señor: «Vuélvanse a mí ahora, mientras haya tiempo; entréguenme su corazón. Acérquense con ayuno, llanto y luto. No se desgarren la ropa en su dolor sino desgarren sus corazones». Regresen al Señor su Dios, porque él es misericordioso y compasivo, lento para enojarse y lleno de amor inagotable. Está deseoso de desistir y no de castigar. ¿Quién sabe? Quizá les suspenda el castigo y les envíe una bendición en vez de esta maldición. Quizá puedan ofrendar grano y vino al Señor su Dios, como lo hacían antes.
¡La bendición es activada por el arrepentimiento! entendiendo por tal, el cambio de dirección o de actitud de un corazón dolido por la falta; piensa por un momento, ¿que es lo que te llevó a estar en esta situación?, pero piensa en ti, no en lo que otra persona hizo, o dejó de hacer, ¿qué paso? ¿mentiste? Fuiste grosero/a? orgulloso? Tu autoestima baja?, etc.
En el libro de Joel, hay frases que el Señor dice que quiero resaltar: “Les devolveré lo que perdieron”, “volverán a tener” y “nunca más mi pueblo será avergonzado” Dios desea bendecirnos de acuerdo a su plan.
Sea lo que sea y sin dejar de lado el dolor, que a veces padecemos, como consecuencia de nuestras malas decisiones, es necesario resaltar, que ahora Dios quiere devolverte lo que has perdido: la esperanza, el amor, la casa, tu empleo, tu familia, tu esposo/a, tus hijos, y todo.
Activa tu bendición, dando hoy mismo un primer paso que depende solo de ti "el arrepentimiento", Dios como Padre amoroso, tiene sus brazos extendidos para recibirte. No te demores.

Soraida Fuentes