jueves, 20 de noviembre de 2014

Cambiar para Mejorar

Fuente: LetsJesus.

Dios solo pretende lo mejor para nosotros.
Salmo 84:11b: No quitará el bien a los que andan en integridad.
Jeremías 29:11: Porque Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Mateo 7:9-11: ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Lucas 12:32: No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
 
Dios puede ayudarnos a mejorar, y lo hará si se lo permitimos.
2 Timoteo 1:12b: Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
Filipenses 1:6: Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
Filipenses 2:13: Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
 
El hombre natural se resiste a los cambios.
Marcos 7:9: Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.
Lucas 5:39: Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.
 
La clave para que se produzca en nosotros una transformación beneficiosa es aceptar la voluntad del Señor.
1 Samuel 3:18b: Entonces él dijo: el Señor es; haga lo que bien le pareciere.
Salmo 40:8: El hacer Tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y Tu ley está en medio de mi corazón.
Isaías 64:8: Ahora pues, Señor, Tú eres nuestro padre; nosotros barro, y Tú el que nos formaste; así que obra de Tus manos somos todos nosotros.
Jeremías 42:6: Sea bueno, sea malo, a la voz del Señor nuestro Dios al cual te enviamos, obedeceremos, para que obedeciendo a la voz del Señor nuestro Dios nos vaya bien.
Mateo 6:10b: Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
 
Durante el proceso de transformación debemos hacer dos cosas: no preocuparnos por el pasado y no perder de vista el objetivo.
Filipenses 3:13, 14: Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
2 Corintios 4:18: No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Colosenses 3:2: Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Hebreos 12:1, 2: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

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